Día del Trabajador

Una fecha emblemática en defensa de la mano de obra, en que la opinión pública europea exhorta a considerar que todas las fuerzas implicadas, empezando por los sindicatos, están obligadas a aclimatarse aceleradamente a exigencias tecnológicas impredecibles que están monopolizando el siglo XXI.

En el futuro del trabajo y del empleo en el mundo también persistirían lacras antiguas con complejidad de erradicar y eliminar. Por ejemplo, el País de España aseguró hoy datos alarmantes para la UE: la tasa de desempleo supera el 13%; una de cada cuatro personas trabajadoras tiene un contrato temporal, el salario más frecuente no alcanza los 19.000 euros al año (1.583 euros mensuales), en el último año han muerto 600 personas en el trabajo y la brecha salarial entre mujeres y hombres alcanza el 19%.

La transición tecnológica y automatización de procesos globales, el auge del teletrabajo y el uso cada vez más extenso de la inteligencia artificial están exponiendo a millones de trabajadores a cambios inmediatos sin previsión. La concepción de trabajador asalariado, tal como está concebida, ahora está cuestionada con el avance de las plataformas digitales. Muchos cambios ineludibles provocan inquietud y desasosiego entre los implicados, además de pérdidas de toda índole para quienes no pueden adaptarse a las exigencias de las nuevas condiciones laborales. Este es un reto al que deben responder los sindicatos, como cualquier parte involucrada y partidos políticos inmersos desde luego, considerando que las generaciones más jóvenes mantienen un claro desapego ante estructuras y estrategias sindicales envejecidas y todavía mal adaptadas a los problemas sobre las nuevas perspectivas del trabajo y el empleo. Se combinan estos escenarios con escepticismo frente a la defensa de certidumbres democráticas que no se vislumbran y que nada mejorarían para el trabajador sin la existencia de los sindicatos; así que impacto y supervivencia sindical dependerán de demostrar su necesidad ante las mayores urgencias emergentes para la fuerza del trabajo.

Por otra parte, el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se celebra anualmente el 28 de abril cada año, se suma a impulsar la prevención de los accidentes y las enfermedades profesionales en todo el mundo, centrándose en potenciar el diálogo social hacia una cultura con enfoques en la seguridad y la salud. Desde la sede de la OIT en Ginebra, este año se abrió un debate virtual de alto nivel para proponer la construcción de una cultura positiva de seguridad y salud, pretendiendo reunir dirigentes gubernamentales, representantes empresariales, trabajadores y expertos para compartir experiencias y prácticas globalizadas. Presumible entonces, desde las Naciones Unidas también se está propulsando una fuerte campaña en pro de la justicia social al tiempo que se pretenden cimentar, de la mejor forma posible, condiciones de trabajo decente y digno.

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