Crisis y Pandemia: Oportunidades y Desafíos en Ámbitos del Teletrabajo

Conciencia sobre el impacto negativo en el medio ambiente del traslado hacia los puestos de trabajo, o tal vez flexibilidad, accesibilidad o productividad, son impactantes aspectos por los cuales muchos profesionales y aprendices se han visto obligados a buscar medios para trabajar desde casa, al menos parcialmente. Pero en la coyuntura actual del mundo esto no es cuestión de elección. Para millones de trabajadores, el coronavirus (COVID-19), impuso el teletrabajo casi de forma obligatoria. Podría interpretarse como una medida experimental del trabajo remoto a escala mundial sin estándares de diseño presunto, en fin como una intervención. Considerando que en los hogares se hacen malabares para ocuparse de la familia al tiempo que se intenta realizar un trabajo que genere recursos de subsistencia, hay una necesidad generalizada que se ha desvelado con crudeza bajo las circunstancias, pero que no es nueva para los trabajadores independientes o sujetos a procesos burocráticos o accesorios de la verdadera generación de la riqueza y del crecimiento económico, y cuya participación tampoco es insignificante en los indicadores de fuerza laboral.

En pocos meses, la opción del teletrabajo remoto se ha posicionado más que en boga, no solo en el ciberespacio, sino como soporte de negocios de cualquier tamaño en todo el mundo, a raíz del estado de alarma decretado por la mayoría de los sistemas de gobierno global.

De cara a que las ciudadanías están obligadas a evitar el contacto social salvo en casos extremos y de necesidad básica, por ejemplo en España, una estadística publicada a finales del año pasado aseguró que sólo un 8% de la fuerza de trabajo joven y competente ocupaba trabajos virtuales o remotos, según una encuesta de Población Activa en ese país. Pero, ¿en realidad está tendencia de oportunidades de negocios está solamente sujeta a los estragos coyunturales de una pandemia mundial?

Respondiendo a esa duda, algunos expertos reputados discrepan, aduciendo que el repunte en la industria del teletrabajo ha sido forzado y que ni empresarios ni trabajadores recurrirían a operar bajo esas modalidades de manera generalizada por estar convencidos de su utilidad y conveniencia. Otros opinan que el pivote en la producción gestionada de manera remota no es normal sino de emergencia, advirtiendo sobre una condición excepcional de ocupación máxima en este tipo de negocios que cause estragos a posteriori en las escaladas productivas, rechazándose en el futuro como un modo estable de ocupación generalmente aceptado.

Sin embargo, una postura optimista en prospectiva está siendo explotada como una fortaleza para vislumbrar oportunidades de negocios, ya que hasta el momento el trabajo remoto parece ser la única opción viable, efectiva y segura en la operación de telecomunicaciones y tecnologías de la comunicación e información, con amplio enfoque en la asistencia ejecutiva y administrativa de cualquier negocio.

Las ventajas del teletrabajo, aparte de su utilidad social inmediata para evitar la propagación del Covid-19, son múltiples, porque permiten desde una perspectiva personal un impactante ahorro de tiempo y dinero en desplazamientos y otras ventajas para empleados contratados por cualquier modalidad. Eso sería desde jornadas programadas por horas, pasando por el medio tiempo hasta las de tiempo completo.

Un enfoque profesional de efectuar teletrabajo implica que facilita mejor concentración en tareas predeterminadas y específicas, teniendo impactos probables en motivación, empoderamiento, orgullo de pertenencia, e implicación de los trabajadores entre otros aspectos cruciales del clima organizacional.

Por otra parte, la organización individual de las tareas de cada trabajador podría traducirse en mayor productividad, pero siempre en función de compatibilizar responsabilidades profesionales y personales con la flexibilidad organizativa, un aspecto tan cuestionado y conflictivo en los últimos tiempos.

Se presume también que la productividad es alcanzable siempre que los sistemas de trabajo remoto o virtual sean instalados eficientemente, considerando que la modalidad exige horarios, rutina, organización de las tareas y concentración dedicada sin interrupciones.

Desde otras perspectivas más globales, el teletrabajo remoto impactaría positivamente en la solución de problemas sociales importantes, como despoblación territorial y movilidad de ciudades satélites, contribuyendo ampliamente a reducir el impacto climático en los principales centros urbanos.

No obstante, un clima organizacional remoto también implica retos para empresarios y trabajadores, con impactantes desafíos a corto y largo plazo, como lo son mantener altos estándares  de comunicación interpersonal, de gestión en equipo, productividad programada y concentración en entornos no preparados, dificultades para separar la vida laboral y personal y la posible pérdida de bienestar por un entorno no idóneo o no capacitado para trabajar por esta modalidad.

A largo plazo, también se pronostica la pérdida de sentimiento de pertenencia y por consecuencia la cultura de marcas se puede ver afectada por detrimento en la disposición colaborativa y sinergia que se traduce en estándares más bajos de innovación, pérdida de creatividad y de estímulo por efecto del confinamiento. A ello, se sumarían las limitaciones en la disposición de equipamiento e infraestructura adecuada en términos de programas, software, red de comunicaciones, etc., como otros desafíos comunicacionales para evitar el aislamiento contraproducente del recurso humano más capacitado y expuesto al estrés, como un factor a tener en cuenta en casos extremos.

Realmente, no debería importar desde dónde se realiza el trabajo. Pero, adoptar una dirección por resultados es un fuerte cambio cultural que muchas personas con cargo directivo probablemente se resistan a aceptar. En todo caso, el teletrabajo se presenta como una oportunidad para desarrollar competencias transversales como la resiliencia y la flexibilidad ante los cambios, aspectos organizacionales que no podrán ser ignorados en las industrias con productividad que dependan del trabajo remoto. Por lo tanto, el diseño de estrategias que permitan minimizar riesgos operativos y generar simultáneamente impactos positivos será ineludible para reforzar la sustentabilidad y sostenibilidad de los negocios en cualquier ámbito implicado.

En definitiva, el futuro se vislumbra prometedor tanto para empresas con cierta solidez como y para emprendimientos y emprendedores dependientes de la modalidad del trabajo remoto y virtual, siempre que los objetivos se establezcan sin cortapisas. Coincidiendo con los más entendidos en el análisis de coyuntura, “No se trata de teletrabajar más que antes, el objetivo debería ser teletrabajar mejor».

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