Interesantes perspectivas profesionales del futuro de la actividad laboral y del trabajo en el mundo de hoy no están ofreciendo escenarios predefinidos, sino que vislumbran una realidad en plena construcción. En tal sentido, se presume que las estructuras de mercados laborales del mañana en América Latina y el Caribe dependerán de los Estados, las empresas y de la reacción de las mismas masas trabajadoras supeditadas a los sistemas geopolíticos, económicos y sociales imperantes que sean impuestos y permanezcan en el tiempo; una situación que implica enfrentar retos espontáneos y circunstanciales en la confrontación de un escenario todavía incierto para culminar el 2020.
Curiosamente, parece que las descargas de Apps que facilitan el trabajo remoto (como Zoom, Skype for Business y Microsoft Teams) se multiplicaron 20 veces entre enero y marzo de este año. Aun así, también es cierto que dadas las características ocupacionales o la falta de herramientas disponibles para realizar teletrabajos, no toda la fuerza laboral en confinamiento obligatorio ha tenido la oportunidad de continuar actividades productivas o laborales desde el hogar.
Siguiendo un proyecto de estudio y publicación en curso a cargo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se siguen recabando datos y documentando estadísticas alrededor de la experiencia del Teletrabajo en América Latina y el Caribe, analizando la actividad en contraste con el punto de vista de la fuerza trabajadora sin oportunidades de teletrabajar. Su objetivo primario sería justificar, facilitar y expandir prospectivas y alternativas de promoción para que se adopte esta modalidad de actividad laboral en cuanto a la capacitación en línea y a la utilización de plataformas digitales de trabajo remoto bajo demanda, dirigido a impulsar la recuperación económica del entorno bajo un presunto nuevo orden mundial que se pretende establecer tras la pandemia. Entre las principales variables y especificidades consideradas en la investigación referida se están abordando:
-
El Balance vida-trabajo: Tiempo de convivencia familiar y precisiones sobre el horario laboral y su afectación.
-
La Productividad: Precisión de eficiencia del trabajo desde el hogar comparada con la productividad de desempeño documentada en lugares de trabajo.
-
Uso y desarrollo tecnológico: Facilidades del manejo de las tecnologías necesarias para teletrabajar. Dificultades de desenvolvimiento en el entorno digital.
-
La Dinámica laboral: Percepción de la apertura empresarial al teletrabajo a raíz del coronavirus. Impacto de colaboración entre equipos de trabajo en actividad virtual o remota versus actividad habitual presencial en locaciones empresariales o industriales habilitadas.
-
Previsiones del Teletrabajo en el futuro: Preferencias sobre el tipo de actividad y oportunidad de teletrabajar en el futuro, o bien, volver a los sitios habituales de labor. Facilidades para implementar trabajo a distancia o remoto/virtual en un futuro inmediato.
-
Impacto de acceso y alcance al Teletrabajo: Razones por las cuales un importante porcentaje de la fuerza de trabajo potencialmente activa no accede a ese tipo de empleo. Alcance de la promoción del Teletrabajo por empresas e industrias. Tipos de trabajo que no se prestan para desempeñarlo desde el hogar y a distancia. Falta de equipamiento y capacitación necesaria para teletrabajar eficientemente.
Una cuestión manifiesta alrededor de la dinámica en la actividad remota o virtual es cómo impactaría la llegada de los robots de Inteligencia Artificial al número de plazas disponibles para la fuerza laboral activa en potencia. En este punto, entra en el juego situacional un estado de transformación radical que se ha denominado “la cuarta revolución industrial”, marcado por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas, que además anticipa un cambio global en el mundo tal como lo conocemos, encendiendo ante la opinión pública un debate intenso acerca de cómo será el mercado de trabajo del mañana, además de impulsar de forma exponencial un ambiente de incertidumbre. Esto conlleva al abordaje de estrategias para precisar cómo la región puede aprovechar las oportunidades en puerta y minimizar los riesgos de desviación objetiva que se plantean en el entorno colectivo del trabajo y las pertinentes reivindicaciones laborales implicadas.
El mismo estudio en referencia, que se está disponiendo en separatas digitales y artículos informativos del BID, www.iadb.org, arribó a evidentes conclusiones preliminares entre las cuales se asegura que los trabajos en educación y salud son de los sectores con más posibilidades y ventajas competitivas en el futuro cercano. Una de tales publicaciones afirma que “…si se mantienen las tendencias actuales, los nuevos empleos en educación y salud serán de calidad, con salarios crecientes, menor brecha salarial de género que en otros sectores y con una mayor tasa de cotización a la seguridad social.” Por otra parte, también afirma, pese a la incertidumbre, que los empleos de docentes, médicos, enfermeros y personal encargado del cuidado de ancianos y niños tienen bajas probabilidades de automatización…”, lo cual respondería el mencionado repunte en la promoción de puestos laborales disponibles.
En este orden de ideas, cabe mencionar un enfoque que apunta a que “…una proporción importante de los maestros, médicos y enfermeros que habrá en América Latina y el Caribe en los próximos años son personas que todavía no han empezado su vida laboral”. Tal perspectiva de distribución y redimensionamiento en la tendencia de plazas de trabajo implica confrontar cambios tecnológicos que ya se están dando y que de ninguna forma excluiría en su influencia estructural a ese tipo de fuerza laboral. Para que los futuros profesionales de la educación y de la salud puedan desempeñar bien su trabajo van a necesitar definitivamente demostrar habilidades diferentes y de una formación distinta a la brindada hasta ahora por los sistema educativos latinoamericanos.
Un factor crítico que se estudia para el abordaje en el manejo y selección del talento humano es la capacidad de interacción y actualización tecnológica, así como de operar los sistemas de comunicación e información dominando la tecnología implicada. Sin embargo, no es posible descartar ni eludir la garantía de selección de personal capaz de desarrollar habilidades blandas, también conocidas como soft skills. Un ejemplo ilustrativo es la capacidad de trabajar con otros y generar confianza. En el caso de los docentes del mañana sería necesario que aparte de generar e impartir conocimiento, sean simultáneamente capaces de desenvolverse como mentores en apoyo a los estudiantes en su proceso educativo, lo cual necesariamente implica experticia y eficiencia simultánea en el manejo de herramientas o medios de interacción remota o virtual que dinamice los procesos de aprendizaje y el afinamiento práctico de aplicación. Por su parte, los profesionales de la salud necesitarán habilidades de comunicación interpersonal y de acercamiento empático para alcanzar altos niveles de participación y monitoreo de los pacientes en cuanto a diagnósticos y tratamientos preventivos y resolutivos. Así que se proyectan concepciones de abordaje y estrategias operativas diferentes, implicadas reformas profundas en los sistemas de formación y capacitación continua de maestros, médicos y enfermeros profesionales, entre otros, quienes requerirán la adopción del trabajo remoto y virtualizado en amplitud de ámbitos.
El logro de la transformación que se vislumbra de cara al futuro próximo es un asunto de gran importancia regional en el ámbito de la concepción del trabajo, debiendo re-enfocarse el manejo de la fuerza laboral y del talento humano, irremediablemente engranado en la era digital revolucionada constantemente con nuevas tecnologías, e implícita la Inteligencia Artificial en plena evolución de adopción y adaptación en múltiples entornos.