Cómo y cuándo las mujeres logran acceder en masa a la red de redes son situaciones imprecisas. Ciertamente, resultaba desalentador para las féminas internautas más audaces conocer que los porcentajes de usuarios que dominaban el ciberespacio junto con las industrias tecnológicas eran los hombres. No obstante, ya es notoria la huella femenina en el uso actual de las tecnologías propias de la Web y de las modernamente extendidas redes sociales. Las mujeres han venido ganando presencia en el ciberespacio de manera gradual y progresiva, abriendo puertas a otras féminas que destacan con papeles muy activos y protagónicos en el uso de las TIC.
Una mirada retrospectiva sobre algunos informes de comercio electrónico y desarrollo con datos recabados en América Latina desde el 2001, por patrocinadores como la UNTAC y el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, alcanzaría resaltar que hasta el 2004 solo 38% de los internautas activos eran mujeres, entre 35.4 millones de usuarios estimados. Mientras que en la Unión Europea solamente el 25% de los internautas eran mujeres, con participaciones del 19 % en Rusia, 18 % en Japón y 4 % en Oriente Medio. Con esta perspectiva en crecimiento, hasta el año 2008 fue baja la participación de la mujer como usuaria digital de la Internet. Las entonces conocidas como Tecnóricas tenían acceso limitado a las TIC y a la educación para su manejo y uso extendido, marcándose desigualdades más profundas de discriminación por el género y capacidades de acceso, muy desfavorables para ellas desde cualquier flanco hasta por lo menos el año 2010.
Muchas de las oportunidades de acceso tecnológico aun se vinculan con los niveles del poder adquisitivo para pagar una conexión en hogares o en lugares de acceso colectivo, como cibercafés, y con el conocimiento, al menos técnico, del idioma inglés, considerando que alrededor del 80 por ciento de la información integral en línea se dispone o se traduce en inglés todavía hoy. Siendo así, las desventajas de participar activamente en la nueva era digital se han venido diluyendo considerablemente a través de la actividad Cyberfeminista en pie de lucha desde los 90s, acicateado por los resultados de las etiquetadas Netactive al atreverse a ocupar un espacio netamente masculino desde sus inicios.
La necesidad del reconocimiento y aceptación del potencial femenino en los diferentes ámbitos sociales, políticos y culturales existentes no es diferente en el ámbito digital y de las TIC. Reacciones no tan atípicas ante la dictadura patriarcal del masculino en su dominio, quien logró y pretendió en gran medida excluir e invisibilizar, a toda costa, los méritos y la representación integral de la mujer en todos los aspectos sobre los que pudo intervenir, o sobre los cuales seguramente intervino subrepticiamente a lo largo de una historia de la humanidad que generalmente se documenta parcializada. (Continuará…)